El INTA pierde un emblemático edificio en Palermo
El Gobierno nacional puso en venta el inmueble que ocupa el INTA en el barrio de Palermo.
La decisión del Gobierno nacional de poner a la venta su emblemático edificio, ubicado en Cerviño y Ortiz de Ocampo, en el barrio de Palermo, generó una oleada de críticas y preocupación en gremios, trabajadores y sectores vinculados al agro. Este inmueble, considerado estratégico, será subastado el próximo 23 de diciembre con un precio base de 6.378.968 dólares, según resoluciones publicadas por la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE).
Desde los gremios, las voces se alzan contra lo que consideran una decisión arbitraria y perjudicial. “El inmueble no está subutilizado ni en desuso. Aquí funcionan áreas estratégicas del INTA y organismos que generan recursos para el Estado. Esto es un daño patrimonial irreparable“, declaró Mario Romero, titular de APINTA. La Resolución 65/2024 que declara el edificio “innecesario” y la 70/2024 que autoriza su subasta han sido calificadas como actos que vulneran la normativa del propio organismo, generando un fuerte malestar interno.
Documentos internos revelan un plan de acción que incluye la enajenación o concesión de 27.000 hectáreas de estaciones experimentales en diversas provincias, así como el recorte de 1.734 puestos de trabajo en los próximos dos años. “Estos campos no están vacíos; hay proyectos de largo plazo en marcha”, señaló Julieta Boedo, delegada de ATE, enfatizando el impacto devastador que estas medidas tendrán sobre la producción científica y tecnológica.
Mientras los gremios movilizarán hoy jueves frente a la sede central del INTA, el sector agropecuario también se organiza para resistir este embate. “No solo no respetaron los procedimientos legales, sino que están vulnerando el funcionamiento del organismo”, denunció Romero. La puja entre los intereses del Gobierno y las necesidades del INTA se perfila como una batalla crucial para el futuro de uno de los organismos más importantes del país, cuyo desmantelamiento afecta no solo a sus trabajadores, sino también al desarrollo productivo nacional.