La casa de dos plantas más antigua de la Ciudad hoy alberga 200 años de identidad porteña
Altos de Elorriaga se construyó entre 1807 y 1820. Fue una de las viviendas más altas en los primeros años del Siglo XIX. En la actualidad, allí funciona el Buenos Aires Museo, que abarca la historia de la arquitectura y la cultura porteña.
La casa de Juan Bautista de Elorriaga es la residencia de dos plantas más antigua de la Ciudad. Construida entre 1807 y 1820, fue una de las más altas de Buenos Aires en los primeros años del Siglo XIX. Sus nueve metros dan cuenta del estatus que ostentaba el propietario.
Abajo, se alquilaban los ambientes para distintos locales comerciales que daban a la calle, mientras que en el primer piso vivía la familia. Más arriba, en la terraza, Elorriaga, comerciante de profesión, hizo construir una torre-mirador para observar cómo los barcos arribaban al Puerto de Buenos Aires. Entonces, el Río de la Plata llegaba hasta la que hoy es Avenida Paseo Colón, y la vista era abierta.
Los nueve metros de altura le dieron la categoría de altos. La casa está ubicada a una cuadra de la Plaza de Mayo y su esquina sin ochava, representativa del período colonial, es una de las pocas que se conservan en la actualidad. La fachada es blanca, tiene pequeños balcones típicos de su época, con barandas negras en el primer piso y en la terraza, y en el interior alberga un patio interno con ladrillos a la vista.
“Primero, fue la vivienda de la familia de Elorriaga; después, la casa tuvo varios usos, como una imprenta y una casa de remates”, explica Dolores Jaureguialzo, directora del Buenos Aires Museo (BAM), dependiente del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad, que actualmente tiene allí su sede principal. El conjunto arquitectónico de Buenos Aires Museo se compone de otros dos edificios históricos de gran valor patrimonial: la Casa de los Altos de la Estrella (c. 1895) y la Casa de los Querubines (c. 1895).
Altos de Elorriaga está situada en pleno Casco Histórico porteño, el área fundacional de la Ciudad, que en los últimos años fue revitalizada y cuya reconversión, tras la pandemia, sigue siendo objeto de la actual gestión de Jorge Macri, aunque con criterios de selección y priorización de los proyectos para transformar la zona y promover más inversiones privadas.
“En 1968, la casa pasó a ser parte de lo que entonces era el Municipio de la Ciudad de Buenos Aires. “Nació como un museo arquitectónico”, apunta Jaureguialzo.
“Entre 2020 y 2021, se realizó una puesta en valor del edificio y por primera vez en la historia de la institución se diseñó una exposición patrimonial permanente”, cuenta la directora, en el cargo desde enero de 2020, y agrega con orgullo: “Todo esto lo hicimos durante la pandemia”.
Porque Altos de Elorriaga es un Monumento Histórico Nacional desde 1997, Jaureguialzo señala: “La intervención que se hizo sobre el inmueble fue conservadora y mínima. Se respetaron los ambientes y las volumetrías”.
200 años de identidad porteña
El BAM recorre la historia arquitectónica y urbana de la Ciudad, sus grandes transformaciones, las prácticas sociales y culturales y los hitos que marcaron la vida de los porteños y los argentinos.
Los edificios más emblemáticos de Buenos Aires tienen su espacio dedicado en la planta baja, donde también se destaca el rol de las arquitectas mujeres en la construcción del patrimonio edilicio porteño.
En el patio interno hay una cabina de roble de un ascensor de la década de 1910, con cabina, botonera y espejos originales, de la ex Residencia Hunter y un vitral recuperado de las viviendas, hoteles y otros inmuebles que se demolieron para la expansión de la Avenida 9 de Julio.
La exposición cuenta, en total, con 80 mil objetos y todos ellos fueron donados. “Cada uno fue específicamente seleccionado para contar una historia”, indica la directora. Y sigue: “Este es un museo interactivo y participativo. Se pueden tocar algunos objetos, entrar en los ambientes y tener experiencias inmersivas”.
Altos de Elorriaga, vivienda reconvertida en el Buenos Aires Museo, tiene su domicilio en Defensa 187. Abre de miércoles a lunes de 11 a 19 horas, con horario extendido hasta las 20 los sábados, domingos y feriados.
En la planta alta hay cámaras de fotos, radios y televisores de distintas épocas. Una sala ambientada e interactiva traslada a quien entre a la década de 1960: los sillones apuntan hacia un mueble combinado, con televisor incluido. En otra esquina está la máquina de coser Singer, hay un tocadiscos y, sobre un escritorio, se apoya una máquina de escribir Remington y una radio General Electric.
“Es un museo que habla de la historia y cultura de la Ciudad, no sólo con un registro histórico, para entender por qué es cómo es, sino también de la Ciudad que queremos tener”, afirma Jaureguialzo. Hay una sala diseñada para que los chicos imaginen la Buenos Aires del futuro: está en la planta alta y da a la esquina, sin ochava, de Defensa y Alsina.