La Calle Verde Castro en Boedo acumula basura, agua y canteros abandonados
El proyecto del Gobierno porteño era sumar espacios verdes a la traza, pero un año después, los vecinos denuncian que la calle se empezó a inundar, los canteros no tienen riego y la obra está inconclusa.
Vecinos y vecinas del barrio de Boedo denuncian que a poco más de un año de la inauguración de la Calle Verde Castro, la obra está inconclusa, con los canteros abandonados donde se acumula agua y basura, y en un estado que genera más daños que beneficios.
“La calle hoy es un basural, los canteros siguen sin riego y cuando llueve se inunda y se vuelve un foco de dengue“, así describen a Página 12 los vecinos y vecinas de Boedo, integrantes de la agrupación “No destruyan Castro”, el estado actual de la obra Calle Verde Castro a poco más de un año del inicio del proyecto de transformación de esa traza. La iniciativa fue una de las naves insignia del plan “calles verdes” del Gobierno porteño, con el que planeaba sumar césped a distintas trazas de la Ciudad, pero desde la agrupación sostienen que todavía está inconclusa, con los canteros abandonados y en un estado que genera más daños que beneficios. “Para nosotros está terminada”, responden desde el GCBA.
Quince meses y medio pasaron desde que los vecinos y vecinas anunciaron con alegría que habían logrado consensuar con el Ejecutivo un proyecto para la modificación de la traza de la calle Castro del barrio de Boedo. Eran los primeros días de 2023 y así terminaba un proceso conflictivo que, durante todo 2022, había enfrentado a la agrupación con las autoridades porteñas y de la Comuna 5 por los destinos de la calle Castro entre las avenidas Independencia y San Juan. Los vecinos y vecinas habían rechazado la primera propuesta del Ejecutivo, que incluía el cierre de tres carriles de la calle, para lograr finalmente consensuar un plan alternativo que no implicaba ese cierre e igual permitía sumar superficie verde en forma de canteros.
La obra avanzó con la construcción de los canteros y la agrupación comenzó a denunciar “desidia” en el mantenimiento del lugar, con falta de riego, de podas, de reposición del sustrato o fallas en el cuidado de las especies nativas que habían acordado plantar. Pero lo que colmó la paciencia de los vecinos y vecinas fue el agua: las intensas lluvias de los últimos meses inundaron la calle, un escenario que, aseguran, no ocurría antes.
“Hacía quince años que no se inundaba el pasillo de mi casa. Yo vivo en un complejo de PH y abajo se llenó todo de agua. Tuvimos que llamar nosotros al destapador porque nunca vinieron a limpiar el pluvial”, cuenta a Página 12 Soledad Gioia, integrante del grupo que nuclea a unos 80 vecinos y vecinas del barrio. “Los días que llueve se hace un foco de dengue, porque se deposita el agua y, si no se fumiga una vez por semana, corremos el riesgo de que se reproduzca”, agrega.
Según Gioia, que además es paisajista, al realizar las tareas de destape se encontraron con que el pluvial “estaba lleno de ‘chips’ de Castro”. La vecina se refiere a los “chips” de corteza triturada, pedazos de madera que se utilizan en los canteros a modo de cobertura de la tierra. Con las lluvias, denuncian los vecinos y vecinas, los canteros rebalsan y el agua arrastra consigo a esos “chips”, que terminan por tapar los pluviales. El modo en que está construida la obra, sostienen, hace que la corteza triturada “venga en bajada y suba el agua de la napa”.
Fuentes del Ministerio de Infraestructura, que tiene a cargo la obra bajo la órbita de la Dirección General de Infraestructura Urbana, aseguran que “esa calle siempre tuvo problemas de inundaciones“ y agregan que la “calle verde” sirve para “atenuar los efectos” pero que “no es contra inundaciones”. “Siempre eso quedó claro”, afirman y añaden que, aunque falta algún “detalle”, para ellos la obra “está terminada”, por lo que ya se trabaja en el traspaso de su gestión a la Comuna.
Para “No Destruyan Castro”, sin embargo, a la obra le falta para ser considerada como terminada. “La iluminación sigue siendo deficiente, de las cámaras que se prometieron no tenemos ninguna novedad y falta más del 50 por ciento de la vegetación que estaba pactada”, advierte Gioia. Los vecinos y vecinas suman la falta de funcionamiento de los aspersores para mantener el riego, para lo que hacía falta la instalación de una bomba con un respectivo medidor de Edesur que, sostienen, no se concretó. La situación con la basura es otro tema que les preocupa. En el lugar hay contenedores del GCBA, pero alrededor y dentro de los canteros suelen acumularse residuos.
Los vecinos y vecinas agrupadas vienen pidiendo reuniones con representantes de la Comuna y el titular de Infraestructura Urbana, Gabriel Rosales, pero hasta el momento no tuvieron éxito. “El tema está muy complicado porque no recibimos información desde la Comuna y no tenemos ninguna fecha de reunión. Dijeron que supuestamente en abril iba a hacerse una para notificarnos el traspaso de la Dirección a la Comuna, pero no ocurrió”, contó Gioia. Sobre esto, las fuentes de Infraestructura dijeron que se vienen “juntando con la Comuna“ y que el lunes pasado “se hizo una reunión con los vecinos para ver inquietudes”. Los vecinos y vecinas señalaron, en cambio, que no participaron de ninguna reunión durante la jornada.
Mientras tanto, los y las frentistas de la calle Castro se organizan para intentar mejorar la situación de lugar. Según contaron, tienen previsto un encuentro para relevar el estado de la vegetación de los canteros y separar las especies nativas originalmente plantadas de la maleza que comenzó a crecer a su alrededor. “Queremos ver cuáles son las especies que podemos podar en esta época para que no quede desprolijo y mejorar un poco el estado de abandono de los canteros. Vamos a retirar lo que sea maleza, dejarlo en la esquina y avisar a la Comuna para que vengan a recolectar el trabajo que ellos no hacen”, explicó Gioia.