El Molino restauró su tradicional acceso con inscripciones en mármol y bronce
Según informaron de Comisión Administradora del Edificio del Molino “la emblemática inscripción (sobre el piso) del acceso principal se encuentra completamente restaurada”.
La reconstrucción de la mítica Confitería del Molino y el edificio que la contiene, sumó esta semana un nuevo hito con el descubrimiento del piso del acceso principal “completamente restaurado”, con la tradicional inscripción del nombre del establecimiento en letras en bronce sobre un fondo de teselas de mármol.
La anterior novedad destacada de la restauración se había producido a mediados de noviembre, cuando se reinstaló el emblemático cartel aéreo de la ochava iluminado donde siempre estuvo, apoyado sobre la marquesina y a la altura del primer piso.
Según informaron de Comisión Administradora del Edificio del Molino “la emblemática inscripción (sobre el piso) del acceso principal se encuentra completamente restaurada”.
“El solado se compone de pequeñas teselas de mármol y las letras originalmente fueron elaboradas en bronce”, dijeron.
Para su restauración “se realizaron trabajos de limpieza, consolidación de existencias y reposición de faltantes en letras y teselas”, con la “participación de varios especialistas”.
Actualmente, la restauración del Edificio de El Molino “se encuentra en un 90% finalizada en la planta baja, emblemático espacio de la confitería, contemplando todos sus componentes: bronces, muros y cielorraso, luminarias y pisos, en su mayoría de mármol”.
Para la restauración de los pisos, se ejecutó un escaneo 3D de la superficie con el fin de determinar su estado e identificar y mapear todas las piezas y sus patologías.
En tanto, en la reintegración de los solados se utilizaron piezas originales recuperadas por los arqueólogos, además de la adquisición en antiguas marmolerías de placas símil originales.
En cuanto a los cielorrasos, se retiraron los elementos colapsables y se comenzó con la reposición y consolidación de sus componentes según técnicas de yesería artesanal.
Asimismo, se recuperó la totalidad de los 23 vitrales de las guardas perimetrales de las vidrieras de la confitería: once ubicadas sobre Avenida Callao, seis sobre en la puerta de acceso de la ochava y seis sobre Avenida Rivadavia.
Por otra parte, se encuentra en su etapa final la puesta en valor de la marquesina, tanto sus vitrales como la parte estructural, esto último a cargo de Astillero Río Santiago; y se están poniendo en valor los departamentos del tercer, cuarto y quinto piso, espacios donde funcionarán el museo y centro cultural del Molino.
Finalmente, están interviniéndose la cocina histórica y el salón anexo al principal del primer piso donde se descubrieron cielorrasos originales ocultos por intervenciones posteriores, mientras los subsuelos siguen en proceso de recuperación, sumándole una limpieza técnica a las máquinas históricas.
Entre las tareas ya finalizadas se cuentan la restauración completa de la azotea y de la torre cúpula, con sus vitrales retroiluminados; y la puesta en valor de la fachada de planta baja que incluye vidrieras, ornatos de bronce, cortinas de enrollar y revestimiento pétreo.
Finalmente, los salones de fiestas del primer piso se encuentran restaurados casi en su totalidad, a excepción de los pisos, que se ejecutarán al completar las obras del resto de los espacios en esa planta.
Historia de la Confitería
La emblemática Confitería del Molino había comenzado a funcionar en el edificio ubicado en la esquina de las avenidas Rivadavia y Callao los primeros años del siglo y su cierre se produjo en 1997.
Tras el cumplimiento del procedimiento expropiatorio iniciado por Ley 27.009, aprobada en el año 2014, se transfirió el tradicional edificio porteño al Congreso de la Nación.
La Comisión Administradora del Edificio del Molino, creada por dicha ley, tomó posesión en julio del 2018 y comenzó una serie de tareas de recuperación de este ícono del estilo Art Nouveau, que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1997.