Debatieron convertir a Cromañón y al taller de Luis Viale en “espacios de memoria”
Familiares de las víctimas, sobrevivientes de los dos hechos, así como también dirigentes de derechos humanos y sindicales se congregaron de manera presencial y virtual en reclamo de la sanción de los proyectos que apuntan a que ambos inmuebles pasen a manos del Estado.
Familiares de las víctimas y sobrevivientes de las masacres de Cromañón, en la que murieron 194 personas en un boliche, y de Luis Viale, donde fallecieron una mujer y cinco niños por el incendio en un taller textil clandestino, exigieron este jueves en la Legislatura porteña la sanción de los proyectos que buscan convertir en “centros de memoria” los dos edificios donde ocurrieron los siniestros.
El reclamo se dio durante la reunión de la Comisión Especial de Seguimiento y Prevención de la Violencia Institucional del Parlamento porteño, donde se congregaron, de manera presencial y virtual, representantes de los grupos que reúnen a los familiares de las víctimas y a los sobrevivientes de los dos hechos, así como también dirigentes de derechos humanos y sindicales.
Los proyectos fueron presentados en la Legislatura porteña durante 2021 y apuntan a que pasen a manos del Estado el inmueble de Bartolomé Mitre 3060, donde funcionó el local bailable “República Cromañón”, y el de de Luis Viale 1269, donde vivían y trabajaban 65 personas en condiciones de explotación laboral y hacinamiento.
La primera iniciativa plantea que el edificio del boliche de la zona de Once, propiedad de Rafael Levy -el mismo dueño que al momento del incendio- sea expropiado para “resguardar los elementos testimoniales que hacen a su valor histórico-cultural y configuran la memoria histórica colectiva de la Ciudad”.
El objetivo es que el lugar se transforme en un espacio para la memoria en recuerdo de las víctimas, que se sume al santuario ubicado enfrente al edificio que, en la actualidad, sirve de espacio de encuentro y homenaje pero que, al estar al aire libre, sufre periódicamente vandalizaciones.
El segundo expediente, que está impulsado por la Comisión por la Memoria y Justicia de los obreros textiles de Luis Viale, destaca “el interés por preservar el sitio” a partir de “connotaciones afectivas y racionales”.
“Las primeras están relacionadas con el respeto a las víctimas, las segundas a la toma de conciencia de la cadena de responsabilidades que permitan a los habitantes de la ciudad conocer sobre las distintas formas de explotación”, agrega la iniciativa.
Durante la reunión, Belkys Contino, sobreviviente de Cromañón, pidió a los legisladores “de todos los partidos políticos que pongan en la agenda” las propuestas porque “vamos a seguir luchando, nuestra lucha es inclaudicable”, dijo.
“Seguiremos presentado los proyectos la cantidad de veces que sean necesarias hasta que las autoridades tomen cartas en el asunto y tomen una decisión”, agregó.
Lourdes Hidalgo, sobreviviente del incendio del taller textil de Caballito, sumó su reclamo para los diputados por la sanción de los proyectos al señalar que “queremos que se transformen en espacios para la memoria para que las muertes no queden en el olvido”.
“Lo que pasó en Luis Viale no fue una tragedia ni un accidente, sino una masacre patronal”, remarcó.
Por su parte, la legisladora del Frente de Izquierda-Unidad y presidenta de la Comisión Especial, Mercedes de Mendieta, consideró que “expropiar ambos edificios es parte de la lucha contra la impunidad”, y aseguró que “tienen que ser espacios de la memoria porque ambas masacres demuestran una violación a los derechos humanos fundamentales”.
La integrante de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Nora Cortiñas llamó a los familiares y sobrevivientes a “seguir luchando contra el intento de borrar la memoria y borrar una parte de nuestra historia tan dramática”.
A su turno, Paolo Menghini, padre de Lucas Menghini Rey, quien murió en la tragedia del tren de Once en 2012, respaldó las iniciativas abordadas en la reunión, y expresó que “la conformación de los espacios de memoria no es solamente la expropiación, sino una contribución a una sociedad más justa y para entender los daños que genera la corrupción”.
El 30 de diciembre del 2004, unas 194 personas, en su mayoría jóvenes, murieron al quedar atrapadas dentro del local bailable, cuyo gerenciador Omar Chabán permitió el ingreso de concurrentes muy por encima de lo habilitado, durante un recital de la banda Callejeros, cuando comenzó un foco de incendio de la mediasombra situada en el techo por el uso de bengalas.
El taller textil clandestino de Luis Viale era un galpón con una planta baja donde estaban las maquinarias y un primer piso para las “habitaciones”, en realidad separadas solo por telas y cartones.
Allí, habitaban unas 65 personas -más de la mitad, niños y niñas- llegadas desde el Cantón Cohana, un pueblito distante a unos 100 kilómetros de la Paz, Bolivia, y trabajaban en condiciones de explotación laboral y sin medidas de seguridad.
El 30 de marzo del 2006 se desató un incendio en la planta superior por un desperfecto eléctrico y mató a seis personas que no pudieron escapar por el humo: Juana Vilca, de 25 años y embarazada; Wifredo Quispe, de 15 años; Elías Carabajal, de 10 años; Rodrigo Carabajal, de 4 años; Luis Quispe, de 4 años y Harry Rodríguez, de 3 años.
Fuente: Télam