Las Violetas, sofisticación y lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo en un sólo lugar

La Ciudad de Buenos Aires es reconocido por sus bares notables, por aquellos espacios de reunión que con el correr de los años se volvieron tradicionales. Entre ellos se puede mencionar al bar Las Violetas, espacio que en el año 1998 fue reconocido por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires como “Lugar histórico de la Ciudad”.
La historia cuenta que a comienzos del siglo XX según las ideas de los arquitectos de las escuelas francesas, entusiasmados por los dictados de la Ecole de Beaux Arts de París, ganaron lugar en la ciudad y concluyeron con las construcciones de grandes boulevares y edificios de esa ciudad.
Hay que destacar que para fines del siglo XIX, momento en que se inaugurró la confitería, la esquina de Medrano y Rivadavia está a sólo 4 Km. de la Plaza de Mayo, era un lugar hostil para muchos. Se grafica a lugar diciendo que era “donde el diablo perdió el poncho”.
En esa esquina se instaló la confitería un 21 de Septiembre de 1884. Hasta el ministro Carlos Pellegrini, futuro presidente del país, se hizo presente transportado por un tranvía especial. Entre los comensales de esos tiempos se encontraba Roberto Arlt y políticos de la época.
Sin embargo, para hablar de la fachada actual de la confitería hay que remontarse hasta la década de 1920, momento en que se construyó el actual edificio. Con sus vidrieras y puertas de vidrios curvos, sus vitrales franceses y sus pisos de mármol italiano.
Los vitrales restaurados fueron concebidos para adornar y alegrar el ambiente grato de un café de aquellos tiempos. Con el paso de los años se volvió todo un símbolo de sofisticación.
Una de las curiosidades del lugar es que fue el lugar de reunión de las Abuelas de Plaza de mayo en los momentos más oscuros del país. La legislatura terminó aprobando la colocación de una placa en alusión a este dato histórico.
Durante la dictadura militar, las primeras reuniones de Abuelas tuvieron lugar en iglesias y confiterías. “Se constituyó en el ámbito de encuentro donde se confeccionaron las primeras cartas que daban testimonio de lo sucedido ante la comunidad internacional y solicitaban su pronta intervención humanitaria”, destacaron los legisladores en el proyecto que finalmente le dio vida al reconocimiento.
La propia Estela de Carlotto contó en diversas entrevistas que ese era el espacio donde confeccionaron sus primeros comunicados. Simulaban estar dialogando de cuestiones banales y cuando no la satendían sacaban sus primeros escritos para ponerlos en común.
La belleza, la historia, el costumbrismo terminaron transformando a esta confitería de Almagro en una de los infaltables de la Ciudad de Buenos Aires.